lunes, 29 de septiembre de 2014

VIDA INTERIOR, EL CUARTO CAMINO

El naturismo propone, además del desnudo social, un estilo o filosofía de vida basada en el desarrollo de un pensamiento humanista y un proceso de madurez del Ser humano. Este proceso implica la desnudez del cuerpo y del espíritu liberando al hombre o mujer de prejuicios y de pensamientos preestablecidos y aceptados como verdades absolutas y que llevan al autoconocimiento intelectual y emocional.
Gurdjieff, filósofo y místico armenio del siglo pasado, sostenía que existen cuatro formas o caminos para llegar a desarrollar los poderes latentes del hombre Los tres primeros (los del faquir, el del monje y el del yogui) requieren el abandono de este mundo. No son caminos fáciles, ni utilizables para el hombre o mujer corriente.
Pero el cuarto camino, en cambio, nos ofrece la posibilidad de un desarrollo interno de los aspectos físico, intelectual y emocional, en el mismo ambiente cotidiano en que vivimos.
Está abierto a todos los hombres y mujeres que están en una búsqueda de lo Real. Puede recorrerse sin abandonar la propia casa, la familia, el trabajo... Más bien al contrario, es una condición indispensable el mantenerse justo en ese ámbito del cual queremos escapar...

Si logramos tener conciencia de la posibilidad que nos ofrece este cuarto camino, podemos transformarnos en seres más humanos, íntegros y evolucionados.
Los seguidores de Gurdjieff, recogiendo este pensamiento, enunciaron formas concretas del comportamiento humano dentro de la sociedad y que sirven de guía en este cuarto camino:

-Agradecer lo recibido y tener conciencia de lo que pensamos, sentimos o deseamos.
-Arriesgarse no es ser temerario.
-Trabajemos con placer tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible.
-Es necesario respetar los compromisos, las promesas y la puntualidad.
-No nos encadenemos a nada que pueda llevarnos a la autodestrucción.
-Ser generoso, no incluye buscar testigos ni hacernos propaganda.
-Si se ayuda a alguien, no exijirle dependencia. Ayudemos a ayudarse sin monopolizar.
-El reparto tiene que ser siempre equitativo.
-Tratemos de no ocupar demasiado espacio en los sitios compartidos, ni hacer ruidos molestos.
-No carguemos a otros con problemas personales y hablemos solo lo necesario.
-Pongámonos en el lugar del otro, sin quejas, críticas, amenazas o juicios.
-No actuemos por reacción.
-Admitamos siempre que otros pueden superarnos.
-Cuando se ofende a alguien es bueno pedirle disculpas.
-Antes de hacer una crítica tratemos de mostrar primero los aspectos positivos, predispone mejor al otro para recibirla.
-Mirar a los ojos al hablar ayuda a la mutua comprensión. El lenguaje corporal también permite conocer a la otra persona.
-El orden en las cosas, en la comida y en el sueño contribuyen al bienestar y ordena también nuestro pensamiento.
-Rechacemos la mentira, la apropiación de lo ajeno, la envidia de bienes o éxitos de otros. Tratar lo ajeno como si fuera propio.
-No es aconsejable conservar amistades tóxicas, inútiles, ni objetos innecesarios.
-La gente no se define por lo que posee, sino por lo que es realmente.
-Ser creativo y permitirnos la posibilidad de cambiar las ideas, nos ayuda a lograr madurez y sabiduría.
-No nos dejemos vencer por miedos, cólera, avaricia, antipatía, odios...
-La enfermedad es como un maestro que nos habla y nos hace escuchar al propio cuerpo.


 
Estos preceptos no son ajenos a la ética Naturista, aún cuando fueron enunciados en un marco ajeno a éste ámbito. Se basan en la creencia de que el ser humano necesita un procedimiento o sistema para despertar (a través del autoconocimiento, la atención consciente así mismo y al entorno, movimientos, posturas, danzas y sobre todo ‘el recuerdo de sí mismo’)

Según indican las escuelas del llamado Cuarto Camino, hay un tipo de camino para cada tipo de persona y el sentido de la búsqueda es encontrar la parte olvidada de sí mismos; en pocas palabras despertar del sueño personal, de la mal llamada consciencia de vigilia en la cual se suele estar inmerso, que no es más que otra manera o forma de sueño.

El cuarto camino, es un fecundo camino hacia nuestro interior.

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